FINISTERRE

El Cabo Finisterre, situado en el municipio coruñés del mismo nombre y considerado patrimonio europeo, es una península que se adentra tres kilómetros en el mar de la Costa da Morte. Su emplazamiento es de singular relevancia, ya que desde ahí todo lo que se ve es mar.

No en vano, Finisterre (o Fisterra en gallego y oficialmente) es el punto más occidental de Europa. Por eso, desde la antigüedad se consideró este lugar el fin de la Tierra, o finis terrae, como lo bautizaron los romanos cuando llegados a este alejado punto en su conquista de la antigua Gallaecia, contemplaron con gran asombro como el océano engullía al sol, pensaron entonces que este era el final del mundo conocido.

Más allá no había nada, sólo un inmenso “Mare externum” que cada tarde devoraba con cierta elegancia a la gran bola de fuego. A partir de esa especie de “lengua rocosa” que se adentraba en el agua, todo eran misterios y leyendas, peligros e incluso muerte.

Sin embargo, ellos sabían que la zona era especial y mágica y lo confirmaron tras encontrar un altar construido por los pueblos celtas para adorar al sol, el Ara Solis. Hoy día este paraje sigue rodeado de misterio, de leyendas y de creencias que lo convierten en un lugar que arrastra una buena carga de misticismo.
Esconde el verdadero secreto de la Costa da Morte: paisajes agrestes y playas impresionantes, unas de aguas tranquilas y otras de fuerte oleaje.
Y la gran atracción, la puesta de sol sobre la inmensidad del océano, el mar del fin del mundo, la frontera del Más Allá.

Desde el principio de los tiempos Fisterra evoca un misterio insondable en el alma de los hombres. Las raíces del aura legendaria de estos parajes, abiertos a la inmensidad del Océano Atlántico, descansan en la mitología de los primeros pobladores de Europa.

Los antiguos creían que el mundo terrenal daba paso, con la llegada de la muerte, a otra existencia en una isla situada al oeste, donde se ponía el sol.

En las leyendas celtas es frecuente encontrar imágenes de héroes que hacen su último viaje a este paraíso en una barca de piedra. Esta unión de piedra, mar y espiritualidad pervive en distintas formas a lo largo de la Costa da Morte.

Diversas fuentes ven un paralelismo directo entre la imagen del sol hundiéndose en el mar, y la hostia y el cáliz del escudo de Galicia.

En la actualidad, en cierto modo, el Cabo Finisterre sigue siendo para muchos el fin de algo, el final de un camino, el final de un recorrido, tanto físico como espiritual.

Así es el Cabo de Finisterre: el mirador al Fin del Mundo.